—Y una más, por 13 190 865 490 883ª vez, más o menos y
según mis cuentas, aquí me tienes. Vuelvo a nacer. Esta cosa, circunstancia o
persona me pone ante ti. Estoy en este universo del que recuerdo toda una vida
–que no sé si en realidad viví–, explicando el presente y cómo las cosas van
pasando, todas en el mismo sentido, algo así como El Show de Truman. Como si fuera lo más normal el existir de la
nada y en un parpadeo ya estar viviendo en otro universo perfectamente preparado,
para hacernos creer –a ti y a mí– que están pasando en realidad todas estas
perfecciones. Lo malo es que nadie piensa por sí mismo, pocos en realidad
notamos que hay algo extraño. Seguimos intentando entender cómo o por qué o
quién causa esto. Unos dicen que tú ya sabes quién es, que incluso a veces se
le ve merodeando cerca de nosotros. La situación es extenuante: de repente uno
se percata de que ya existe, de que
ha existido durante cierta cantidad de tiempo, y de que tiene relaciones con
personas, que cada una tiene su propio carácter e igualmente recuerdan su
historia, y que hay o hubo un conflicto del que a veces se es protagonista. Mas
que cuando se aburre, uno nunca se aburre. Tal vez por eso a nadie le interesa
divagar sobre su existencia. Una vez agarramos a una persona que creímos era la
que buscábamos, no fue tan difícil, la literatura lo tenía agarrado del
pelonuca (algo así como que le robó el alma). Les cuento: el hombre hablando de
Jesucristo, de cómo no existe el valor porque todo es Lo mismo, de cómo los
hombres creen que hay cosas con valor. De cómo palabras suplantaron en oficio a
lo que serían los clavos de las manos de Jesús, de cómo ideas de sus contemporáneos, que creían que hacerle eso era lo
correcto, lo ataban a la cruz; resultó que no era, que era un simple pensador
menos peligroso que las letras que estás leyendo. Y bueno, sintiendo venir el
fin, me despido. Besos, mis amores.
Radio Segunda Voz informa: Vemos al escritor
atravesado de manos y pies por letras. Haches y cus, y erres, y bes y as lo
aprisionan de’spaldas, cual Cristo contra cruz, a dos copias de’ste este libro,
vertical y horizontalmente acomodados a forma de cruz. Va advirtiendo que sus palabras, su literatura, sus ideas: sus personajes lo han crucificado.
Esperen, pasa algo raro: se dan cuenta de que ese no es el escritor, lo están
liberangdoghghgnbvzldlxfkjvaspordfndSUELTENMEPUTOSPORIEWADFKSJLMSDAKLÑLMGREIOPFDSVKLÑMQ QEW,rpodfsm masdfm kl
sfd fgd fb dfg
BUENO, ¿Y A ESTEDES QUÉ LES IMPORTA SI ME RECONSTRUÍ
LA CARA? ES MI CUENTO Y NO EL SUYO. MI UNIVERSO Y HAGO CON ÉL LO QUE ME PEGA LA
GANA.
PUTOS
Leyendo mis estupideces
Como si qué
No hay comentarios:
Publicar un comentario