Una membrana
translúcida le cubrió lo que era piel. Desarraigado, grita, clama por el lugar del
que es extraído con la misma desconsideración con la fue puesto ahí. El humano obligadamente
curte.
Ya de pie se encontró con que hacia donde fuera pisaría o
tachuelas o pedazos de huesos rotos; maquinalmente corrió todo lo que pudo. A
cada paso la membrana se hacía más ancha, haciéndole perder cada vez más la
movilidad, hasta que, uniforme y jadeante costra, hizo retumbar el piso.
¿Era su culpa? ¿Por alguna razón se merecía no tener
sueños? Todos los demás pasando de un lado a otro, tan cómodos en la mierda, como
si no les importara que incluso su enorme sonrisa los hundiera más.
Ya en un charco de lágrimas, y aunque la costra que tenía
por cuerpo lo mantenía fijo al piso, la careta se le disolvió al menos al punto
de poder abrir los ojos.
Buscando remojarse todo el cuerpo, empezó a tambalearse, s par﷽﷽﷽﷽﷽, cada vez tirando mnota ver cada vez mgr
pisaba la mierda, o ni el futuro ni el presente. LO QUE QUIERE EN VERDAD Y ándosecomo cochinilla
invertida, y así logró ver cada vez más el piso, ¡veía el piso!, casi ningún
pie siquiera se acercaba al suelo. Se dio cuenta de que nunca lo notó por ir
sufriendo y pensando en las tachuelas y demás mierdas.
Se harta y rompe. No va a aceptar más peso innecesario. Da
un salto y aunque el sol deslumbra da un paso tras de otro. Comienza a trotar y
va acelerando sin concentrarse mucho. Descubre que puede y corre más y más, y
pasa por encima de lagos y depresiones, y se eleva, y llega a su primer nube:
se deja empapar, se ama bautizado del agua que merecidamente bebe, es uno con
su éxito, es uno consigo, puede morir ahora porque probó el más allá.
Así que se casó con; es una nube: a través de sí camina opulentamente entre su propio logro, con anillos y cadenas esponjosas, cómodas, el confort recordándole
que pudo. Arraigado, se grita, clama haberlo hecho bien.