Primera llamada, planto un
semilla. Primera.
Oscuridad y cuchicheos.
Segunda llamada. Segunda.
¿Y no es cierto? Es fácil
enamorarse de una realidad que acabas de conocer, sobre todo si la pasada
concepción que tenías de la vida era una mierda donde el placer pretende ser
felicidad –implantada por personas mierda que gracias al sistema de mierda
creen que un grupo de personas se merece un trato menos mierda que otro grupo–.
Era una tarde soleada, desde mi
escritorio se veía el pasto a lo largo y ancho de los mil metros cuadrados que
componían el jardín trasero presidencial, las rejas que dan a la calle y hasta
la mitad de la acera de enfrente. Y ese mendigo
sigue con los ánimos bien arriba, siempre tan atento a mi llegada para darme
los buenos días. Es un ángel, un santo. Qué bello milagro poder desentenderse
de la precariedad con tal alegría.
—Somos simples; humanos, un
chasquido en el tiempo. No se puede ser nada más allá de lo que es* cada uno, que
nuestra máxima ambición s ólo puede ser crecer más y más,
interiormente. La muerte nunca deja de hacer cosquillas, y mientras no
tuviéramos un método de saber si hay algo más allá del mundo, seguiríamos trasladando
nuestra inimaginable capacidad de aprender, de un fantasma vivo a uno muerto. Y
bueno, ya que no encontrábamos aún el método de ir más allá de los límites del
universo, esa tarde de agosto se me ocurrió que viviendo más podríamos tal vez
encontrar un más allá interior, –por lo menos mientras llegábamos al exterior–.
“Y pues qué
te digo. Resultó que el método del método sí lo teníamos, pero no se notaba
porque lo teníamos ocupado en si comprar rojo o azul. Al parecer, la conciencia
es nuestro regalo milagro. Ch, no te interrumpas, te explico: ah í es a donde se llega cuando se puede escoger con responsabilidad. Ya
que dejamos de ser algo sin vida, se junta la sensibilidad con la reflexión y
nos preguntamos por qué nos sentimos. Y sí, al parecer de eso trata que hayamos
alcanzado ese punto en la evolución: si sabes cómo tratar la manzana, puedes
hacer pay de manzana, estofado de manzana, pensamiento de manzana, o comértela
de la manera que más te guste. Si sabes
cómo funciona entonces lo controlas. Con las riendas haces el camino por el que
vas a continuar. Bueno, ¿has pensado en que cuando morimos todo lo que éramos
deja de ser? Pues todo lo que es seguirá siendo lo que ha sido. Ningún hecho
por más importante que parezca tendrá importancia. El fuego no puede detener el
viento. Ni la más profunda reflexión, ni el más bello de los actos serviría de
nada. Y me dije a mí mismo: no, no puede ser. Habría que haber una manera de
poder seguir y seguir buscando eso que por instinto deseamos. Por ejemplo, el
conocimiento de lo que es realmente la muerte. La filosofía, que busca entender
los paradigmas de la vida, propone un “más allá que sólo”, nacemos todos filósofos. Queremos saber cómo y por qué pasan
las cosas. Es hermoso descubrir que cada planta sigue a Fibonacci, como lo es
experimentar el progreso, pero por alguna razón creemos que las cosas deben ser
como fueron, y progresar se torna doloroso, por lo tanto morir es más un peso
menos que un acto que nos perjudica o no.
“Despu és de muchas vidas de más, se
descubrió que si buscamos lo suficientemente fuerte podemos encontrar este coso
que todos tienen dentro, la Fricomba voladora. Era de los imposibles ver cómo
los más miedosos al principio lo intentaban matar
o algo así. Qué chistoso que esa es la manera en que descubres que es imposible
matar al imposible, y sólo matando al
último pensante ahuyentarán al espectro del primer ideal; y que nos dimos
cuenta al mismo tiempo de que nuestra existencia es incomprensible porque no
sigue ninguna regla. Se podría decir que somos hijos de lo inconcebible, de lo
que va más allá de nosotros, pues la creación resulta realmente un acto
imposible. Como un milagro. Como cuando pasábamos al lado de ese tipo, y
preferíamos tirar la droga que nuestro futuro, porque nos hacía sentir que
había algo más allá de lo que se ve a simple vista. Creo que eso aún no lo
vives, de hecho creo que regresando de ahora es cuando haces el cambio
verdadero.
—Oye
oye ¿pero no más bien como tenemos la imaginación somos padres de lo
inconcebible?
—Pues
sí, es eso de Hijo, Padre y Espíritu
Santo: así fue como fuimos creados y también así es como podemos crear
nosotros. A mayor interior, posible mayor exterior. ¿Has pensado en la
imposibilidad de las cosas? Es imposible, porque literalmente no puede ser lo
que no es (más allá de la lógica razonable, y todavía más allá de la
imaginación). O sea no hay cosa tal como imposible,
ya que si es concebible para la mente de alguien está pasando en el
universo que es su interior. Lo imposible,
pues, es nada. Todas las posibilidades son unos, dígase luz verde, y las
imposibilidades son ceros, dígase rojos. Cada momento dura lo que es, y para
que el que fue haya dejado de ser tuvo que llegar a su fin, “morir”, como su
predecesor. Para que se mueva de recién, a muerto, tiene que tener un impulso.
Ése es el pasado. (Por lo tanto somos mas viejos que el Big Bang). Así se forma
el presente, y este proceso se repite a cada instante; recoge cada uno e ignora
cada cero y queda el presente como el pasado sería a futuro. Un vagabundo entre
adormilado y borracho, deja de no tener futuro el día en que el tipo de
peluquín café que cada día le compraba su pose lastimera deja de hacerlo. No
tengo mucho tiempo jeje, mi punto es que todo el futuro podría ser como parece
que debería ser, digamos que siguiendo el patrón que sugiere el pasado, pero si
una sola cosa hace que el patrón deje de serlo, todo el universo puede cambiar.
Me acabo de
acordar de lo delicioso que es no tener preocupaciones.
Tengo que llenar los formatos que me envió mi jefe. Como si fuera algo
más que su empleado. Por eso mi familia siempre está de malas, cuando llego a
la casa ya no tengo ganas de hacer nada.
Con sólo ver la carita de Abigail dormida descansa mi alma y mi cuerpo
puede seguir cansado hasta la eternidad. Como cuando la sentía a través de la
piel de su mamá, y sentía un impulso al más alto lugar que puedo querer. Su
amor me ha hecho lograr todo lo que me he propuesto. Amo a las dos, y ojalá eso
me hiciera feliz. Todo en esta perra vida tiene el pero que es la zancada donde
se hunde la felicidad cada vez que se te acerca.
Aspiro lo que no está bajo mi control.
—Pero puedo correr bailar escribir o lo que sea
durante muchas horas sólo bebiendo agua. Deberías intentarlo, aprovechas al
máximo tu vida. Se siente como que tomas más las riendas del camino que quieres
seguir. Y bueno, fuera de la constante irritación que tengo en la nariz, un par
de sobornos, y un poco de dinero perdido, inhalar no me ha causado conflicto.
—¿Sabes que el consumo crónico produce pérdida de la
memoria?
—Eso se lee en todos lados, pero yo nunca lo noté, así
que no lo tomo en cuenta.
—¿Te acuerdas de por qué empezaste a venir conmigo?
—Pues no era feliz.
—Pero me diste una lista el primer día que nos vimos.
¿Recuerdas qué decía?
—Pueees, que no me sentía bien con mi vida, y mmm…
—Básicamente, dijiste que porque estabas cansado todo
el tiempo, que no tenía ganas de hacer cosas mas que consumiendo constantemente,
y eso de que te sentías como siendo un estereotipo todo el tiempo. Ah y lo que
habías leído de que para un adicto no bastaba estar un poco drogado entonces te
preocupaba depender de cosas y todo eso de que siempre querías más para
sentirte según tú feliz, ¿recuerdas?
Tercera llamada. Ha crecido el
árbol: comienza la función.
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